En el ámbito legal, existen dos términos diferentes para denominar penalmente la muerte de una persona que ha sido realizada a manos de otra persona: el homicidio y el asesinato. Y a pesar de tener el mismo desenlace, las diferencias entre ellos son fundamentales. A continuación te presentamos las claves para distinguirlos.

¿Qué es el delito de homicidio?

El artículo 138 del Código Penal establece las claves para el delito de homicidio. Se considera como tal cuando una persona provoca la muerte de otra, y si lo hace actuando con la propia intención de matarlo, se trata de un homicidio doloso.

Por otro lado, si la muerte ocurre como resultado de una imprudencia, se denominará como homicidio involuntario o culposo. En este tipo de situaciones encontramos accidentes de tráfico, errores o negligencias médicas, o una muerte provocada por la falta de medidas de seguridad en el lugar laboral, entre otros.

¿Y el delito de asesinato?

En el artículo 139 del Código Penal, se han establecido también las claves relativas al delito de asesinato, el cual se considera una forma más grave de homicidio, debido a la mayor intensidad del crimen que requiere y a las circunstancias en las que se debe dar.

La diferencia principal entre ambos conceptos radica en que el asesinato se considera una forma agravada del homicidio. Para ello, se deben dar unas circunstancias que pueden incluir actos llevados a cabo con alevosía, con ensañamiento, motivados por una recompensa económica, por una promesa, etc., o cuando se hace con el fin de facilitar la llevada a cabo de otro delito o evitar ser descubierto.

¿Por qué es más grave el asesinato?

Como se ha mencionado ya anteriormente, la gravedad inherente al delito de asesinato se debe a la presencia de algunas de las siguientes situaciones:

 

  • Alevosía

Se comete cuando el delito se lleva a cabo de forma que se priva a la víctima de cualquier defensa posible. Este tipo de actos son aquellos que se llevan a cabo en la oscuridad de la noche, impidiendo que el atacado pueda defenderse, en lugares aislados donde no se puede pedir ayuda.

 

  • Ensañamiento

Se presenta cuando se incrementa deliberadamente el sufrimiento de la víctima, causándoles daños que no son necesarios para su muerte. Se puede considerar como tal, por ejemplo, el uso repetido de un arma blanca para apuñalar a una persona, siendo la última puñalada la que causa la muerte de la persona y no la primera.

 

  • Concurrencia de precio, recompensa o promesa

Se lleva a cabo cuando el culpable ha actuado motivado por una recompensa o por una promesa por parte de otra tercera persona, siendo el factor económico el móvil determinante de la muerte. Dentro de este factor se encuentran todas las circunstancias relacionadas con el dinero y la comercialización de la vida ajena.

 

  • Para facilitar otro delito o encubrirlo

Este último factor se da cuando el asesinato se comete con la intención de facilitar la realización de otro delito o para evitar que ese otro delito sea descubierto.